martes, 24 de febrero de 2009

El insípido caso de Benjamin Button.


Esta vez la responsabilidad de ver el muermecillo de David Fincher es completamente mía, por aquello de que como la idea germinal que subyace, la del tipo que sigue un desarrollo biológico inverso, podría considerarse como cifi porque no ver, por tanto, algo de este género. Y lo hice a sabiendas de que a la CF en el cine se le quita todo el mordiente crítico y desasosegante que podría tener, justamente para que deje de serlo y se quede en fantasía nostálgica para que exclamen las parejas de novios.

Se le amputa este ingrediente porque no es plato de gusto para las hordas palomiteras, que tan solo quieren ver la apariencia visual de las especulaciones. En este caso, la peli se merece por completo el plantón que le han dado en los oscars. Por una vez, los que premian han considerado que una exhibición sobre efectos de maquillaje y elaboraciones de Photoshop no puede considerarse historia de ningún tipo.

Aquí tenemos un desarrollo de la idea tacaño y castrante, merecedor de llevar al paredón a los guionistas o, en todo caso, al autor de la novelita pastelera de donde salió el proyecto. La enormidad y anomalía de la circunstancia de rejuvenecer progresivamente no causa más impacto que alguna ligera extrañeza en los residentes de un hogar de jubilados, destino inicial del protagonista, convertido por tanto en coartada perfecta para no romperse mucho los sesos al relatar posibles implicaciones.

Como se asume automáticamente la completa idiotez de los abueletes -incluso los libres de demencias- estos verán normal que la criatura parecida a ET -que tiene bemoles- que llega a ellos al principio vaya siendo cada vez más juvenil, así como experimentando unos liftings y estiramientos de piel que ya envidiarían las estrellonas del corazón.

Porque el caso es que hay sus problemas al rejuvenecer a Brad Pitt, que sí que será muy guapín pero es que, con esa falta de pómulos y rasgos tan suavitos, se pasa la mitad de la película pareciendole a algún espécimen de Star Trek, con esas melenonas encanecidas y esos ojitos azules sobredimensionados, que por momentos recuerdan a los de Gollum, je, je. Porque la magia digital aquí muestra notables limitaciones. Pero lo peor está por llegar.

Brad y Cate Blanchett, la parejita "eterna", son intérpretes funcionales, la verdad es que no pasan de ahí, quizá ella sea algo mejor. Y el problema es que quien les dirige está empeñado en que interpreten sosito y sin gestualizar demasiado, por lo visto para que no se les corra el abundante maquillaje que tienen que llevar encima de la jeta, con las juventudes de uno y los envejecimientos progresivos de la otra. La consigna aquí parece ser : Muestra lo que sientes pero sin alharacas, que con la musiquita de fondo los espectadores ya adivinarán lo que llevas por dentro.

Y el Benjamin, el anciano al revés, se embarca, nunca mejor dicho, en un barco remolcador cuando todavía era de apariencia viejecita. Como el guión pone que tiene que ser marinero, el capitán no se da cuenta de que parece un alienígena arrugado más que un abuelete y lo contrata, faltaría más, o sea que lo dicho, como si se tratara de Star trek Nuevas Generaciones, con espécimen insólito a bordo. Y en todo el tiempo que pasa, por alguna misteriosa razón no se dan cuenta de que se hace más alto, joven. etc. Será porque es más bueno que el pan y muestra una personalidad más plana que los figurantes de anuncio, que todo ayuda.

No se percata nadie de la "extrañeza", porque se supone que los espectadores tenemos que sentirnos más listos y por encima de los perceptívamente cretinos pobladores de la historia, que a lo único que llegan es a razonar que sí, Benjamin, "...tu siempre has tenido algo especial, siempre lo supimos..." y eso cuando la mayoría de los personajes ya están criando malvas o convertidos en afiliados al Inserso y el amiguete trota lozano por las campiñas.

Al final, la pareja eterna solo ejerce como tal en la mitad de sus vidas, donde la Blanchett y el Pitt las pasan canutas para quererse como Dios manda, con ella desesperada por la atonía emotiva de el y, como no, por su temor al compromiso, su misterio vital de pacotilla y que se yo que más lugares comunes. Bueno, a partir de ahora pienso entrar al cine con cilicios y capucha de penitente, para estar más a tono con esta sección.

Un saludín endulzado a todos.

6 comentarios:

padawan dijo...

No me apetecía nada verla. Ya suponía que sería algo completamente vacío, sin demasiada chicha. Y eso que la historia podía dar mucho de sí, hacer alguna reflexión acerca del paso del tiempo, no sé... algo!

Errantus dijo...

¡Ostras! Y yo que me daba de topes cuando me enteré que le había ganado en maquillaje a Hellboy 2 y hasta planeaba ir a verla. De la que me has librado. Adoro eso de que en Spain se estrenen antes algunas pelis, me salvo de que me salgan canas verdes.

Si es que tú lo que tienes es que empiezas a entrenar para la Semana Mayor con mucha anticipación y de formas bastante heterodoxas. XD

A todo esto, ¿también nació con experiencia naviera el Señor Botón? ¿Nació? ¿O lo sacaron de alguna cápsula extraterrestre? ¿Conoce a Data o a Spock? ¿Sueña con ovejas retroeléctricas? ¿Usa desodorante Ubik? ¿¿¿QUÉ???

Anónimo dijo...

El autor de la novelilla pastelera es F.Scott Fitzgerald, del relato, por cierto. Y está muy lejos de ser cifi, ya no solo por la temática sino porque el autor es totalmente ajeno al género.

Knut dijo...

La he visto por eso de poder poner a caldo a su director, la medianía más repugnante que ha dado la postmodernidad (aunque el Aronowsky ese o como se escriba parece querer pillarlo), pero me ha resultado taaaaan aburrida, lerda y arrítmica que no he podido terminarla.

Y lo peor de todo es que he visto un video de Watchmen y me... ha gustado!!! Dios!!!! DIOS!!!!

Por cierto que he vuelto a leer el tebeo, y me reafirmo en que el único ser humano notado de divinidad en la Historia es Moore.

Que descojone su entrevista en Público, tengo que dejarme una barba como la suya!

francissco dijo...

Padawan: Las reflexiones brillan por su ausencia, desde luego, el hecho se acepta con la normalidad de un realismo mágico de chichinabo.

Anónimo (seas quien seas) :Sí, el Fitzgerald es el del Gran Gatsby, creo y no parecía escribir CF, ciertamente, gracias por el dato.

Errantus: no nació con experiencia naviera, ja, ja, más bien y en ocasiones presenta un perfil muy cercano al de Forest Gump, el buenecito inofensivo que a todos cae bien, lo que hacía que a mí me cayera peor, juasjuas.

Knut: Imagino que editarán la historia de Watchmen completa, lo espero. Lo digo porque te la puedes descargar (Te lo leí a ti, je, je) y me leí bastante de ella de esta manera, pero me repatea leer cómic en pantallita.

Porque la historia es un pasadón. Miedo me da lo que le hagan en el cine, glabs.

Anónimo dijo...

Rectifico, esta misma mañana ya había en la Fnac un palé entero de volúmenes de Watchmen. Eso sí, valían 35 pavos.