jueves, 15 de abril de 2010

Espíritus en la máquina (I)

Facebook, redes y otras pantallas.

La pantalla de las narices ha sustituido a la pared de las cuevas, a las cúpulas de las iglesias, a los altares y demás lugares de comunión públicos.

Contemplar la evolución de sus colorines equivale a la magia de la bola de cristal.  Ya decían que las nuevas tecnologías iban a crear una hiperrealidad y , en efecto, tienen ya  más importancia los eventos descritos por el texto electrónico que lo que suceda en nuestra vida cotidiana. Puede parecer una mera afirmación efectista, pero es algo más real que los picores.

La vida cotidiana esa dichosa, es el lugar donde habita nuestro cuerpo y donde se alimenta, donde trabaja para obtener recursos con los que poder pagar la banda ancha y la electricidad que alimenta al monstruito cuadrado y de cristal.

También es donde se copula (cuando se puede) se suda y se gastan las calorías. Pero nuestro cuerpo acaba siendo una rémora, siempre acaba por serlo cuando su función a ido derivando de portador de genes a   anfitrión de un cerebro voraz y procesador de símbolos. Ya hace tiempo, pues, que nació un ente neural inesperado, como nunca había parido la evolución biológica.

Antaño, en nuestra pasada historia, así como hoy  día en algunos países del tercer mundo en guerra, los eventos físicos eran lo más destacado. También lo siguen siendo en las comarcas rurales sin conexión, je, je. Pero a partir de cierto nivel cultural y económico la supervivencia se ha simplificado. No hay que matar, no se huye de ningún dientes de sable, no hay que secuestrar a quien después será tu futura pareja, no tienes que defender tu comida de otro...

Ahora se vive en la esfera de los símbolos, de las líneas de texto. A las mentes ya les va resultando lento y aburrido pasear por el barrio. Necesitamos poseer una inteligencia social, pej,  capaz de representarse a todas las personas conocidas sin necesidad de verlas y oirlas e, igualmente, sin  encontrárselas jamás.

En los dominios digitales nos construimos un nicho - una página-  y colocamos imágenes nuestras, para que sirvan de ancla con  la parte carnal, para que hagan de recordatorio. Para saber que todavía no nos ha ocurrido como a los personajes de Greg Egan, en su colosal y acojonante Ciudad Permutación, donde muchos migraban al ciberespacio, una vez muertos y grabados sus recuerdos, activados estos posteriormente por un software simulador de la personalidad.

En estos nuevos reinos, el despliegue que hacemos y la "vida" que llevamos siguen las reglas invisibles de los programas y aplicaciones, que son como el equivalente de las leyes naturales que rigen en la casa donde estamos ahora mismito. Pero las aplicaciones que nos comunican, que nos simulan esos "muros",  donde de pronto aparecen los avatares de personas con cuerpo real pero con ubicación lejana, son aplicaciones muertas.

Afirmar esto es como ponerle velas a San Perogrullo, pero es que hay que recordarlo, porque existen sectas, como el Partido Friki Tecnogeek Adorador de los Programas que las reverencia como seres vivos, no hay más que pasarse por algunos foros de Linux, je, je...

Pero los programas y servidores son ciegos y inertes. Somos nosotros, los internautas salerosos, los que provocamos las apariciones en los "muros" dichosos, en esos fondos blancos indefinidos de la mensajería donde, de pronto, aparece un saludo, un iconito de alguien, como un espíritu. Somos nosotros, los espíritus en la máquina, viviendo algunos en la mentira, otros en la verdad y otros en la Tierra del Medio.

Un saludito, avatares queridos.

9 comentarios:

Errantus dijo...

Un saludito desde la red, que de distancias no sabe nada. ;)

maxtor dijo...

Uno se pregunta que hacíamos a estas alturas con el tiempo libre, antes de que toda esta ola llegara. Pienso que las ventajas siempre serán mayores que los inconvenientes, siempre que no se caiga en el exceso, claro.

Spirit dijo...

Saludos a todos;

Esto me recuerda a algo que leí hace tiempo; la gente, cuando va de vacaciones, no quiere ver las cosas ni vivirlas, quiere grabarlas. El tener en formato digital la torre de Pisa, las estatuas de Pascua, o lo que sea, es lo que marca el hecho de haber estado allí o no. No vivimos la vida, la grabamos.

Personalmente, pienso que la tecnología es un medio, no un fin en sí mismo. Yo me maravillo de estar viviendo en estos tiempos de la red y la banda ancha. Sin ellos, no hubiera conocido este espacio, o a mucha gente, o sabido muchas cosas. Pero siempre, como un medio.

El fin, desde luego, sigue siendo vivir la vida lo mejor posible.

Un abrazo

Errantus dijo...

Mira qué cosas. Yo tomé fotos de la Alhambra porque soy una esteta, pero no para comprobar que estuve sino para tener un poquito de esa belleza en casa. Eso si, no salgo en las fotos, no necesito comprobar mi estadía. Mi viaje lo llevo por dentro. :)

francissco dijo...

Errantus:

Los viajes suelen aportar un montón de fotos en los que sales tú solit@ primero y tu pareja solita después, ja, ja. Es cierto eso de que los buenos recuerdos se llevan dentro y esa sensación no se debería perder jamás.

Yo, no obstante, soy un poco al contrario; sé muy bien que imágenes de los sitios famosos tengo a mi disposición por todas partes, pero conmigo en ellas y como me descuide no tengo ninguna.
Lo ridículo es cuando todo el personal competimos por fotografiarnos en la misma columna, pej, en los cinco minutos de parada.

Un saludito carnal, je, je

maxtor:

Con el tiempo libre de antes ya no recuerdo lo que hacíamos, pero seguro que era alguna otra actividad igualmente improductiva, je, je...Un saludín.

Spirit:

La obsesión por grabar las cosas es como un auténtico grano en salva sea la parte. Llegas a un sitio chachi y ni siquiera se atienden las explicaciones de guías ni leches, todo el personal sale disparados como fieras a digitalizar lo que ven.

Desde luego, muy poquitos ves que se relajen y se empapen del ambiente. Que estreś con los recordatorios, por dios ¿Y de ese momento fugaz e irrepetible que vives qué?

Y es que, el "reino" digital dichoso ofrece la ventaja, tan masturbatoria, de que casi todo queda registrado: comentarios en foros , logs de chats, entradas de blog, fotitos...¡¡ es el colmo de la fosilización !!

Si no fuera porque conoces gente tan maja...

Sr. IA dijo...

Después de todo, la realidad percibida no es sino una composición virtual a partir de datos (o eso sospecho).

francissco dijo...

Sr. IA:

Quiero pensar que la realidad percibida se sustenta en algún tipo de realidad objetiva, sino vaya plan, aunque si parece cierto que las ilusiones ópticas -por poner un ejemplo trivial- no nos dejan en muy buen lugar como perceptores.

Y lo malo es que muchos "datos" los obtenemos a partir de...los telediarios, ja, ja, dios nos pille confesados con la bragueta cerrada.

Instan dijo...

Como bien ha dicho Spirit la tecnología es un medio, no un fin. Puede ser muy útil, facilitar la comunicación, y la socialización. Pero no debería ser el fin en sí mismo. Aunque creo que la tendencia a convertirla en el fin no proviene de la tecnofilia sino de ciertos intereses comerciales y nuestra poca fuerza de voluntad para no escuchar los cantos de sirena. O si no, de encadenarnos adecuadamente al mástil, y luego escucharlos.

Sobre la cuestión metafísica. Probablemente la realidad no sea más que un patrón en nuestro cerebro de una colección de entidades distribuidas en tiempo y espacio de una forma aleatoria. Ciertamente los datos que tenemos para construirla dan lugar una percepción que no se corresponde con la realidad física de las cosas.

Lamentablemente este tipo de discusiones no se pueden tener en los caralibro de turno, que están dominados por la inmediatez. Una discusión larga y sosegada sobre temas como este (o triviales como e fútbol y los toros, pero en profundidad, al final es lo mismo) no cuaja, no dura.

Lo peor es que creo que de algún modo estamos trasladando la inmediatez y los vicios de la comunicación "SMS" a la vida de carne y hueso. Una conversación en persona cada vez se parece más a un muro de facebook. Ese es el peligro de convertir la tecnología en fin y no en medio...

francissco dijo...

Esa, Instan, creo yo que es una de las putadas de esta interfaz, que es la pantallita, la brevedad obligatoria.

Aquí, casi toda comunicación mínimamente compleja se basa en el texto unidireccional y en diferido -con todas las limitaciones que conlleva de falta de matiz e inmediatez de réplica- y en Internet no es el texto tipo libro el que prima, precísamente, con esa libertad de extenderse que poseen los autores en el papel.

Hacer que quien te lea en su Pc tenga que darle a la teclita del "av-pag", o al scroll, más de una vez, ya te supone una penalización, un peaje de impaciencia.
O eres ameno y telegráfico o te cuelgan prontito, je, je, ya nos ha conquistado la jerga del márketing, cachis...

Se me hace inimaginable, a estas alturas, tener por algún lugar los debates que habían en Cyberdark o en Sedice, por poner un ejemplo.

Nos vamos a convertir todos en una especie de pavos reales léxicos obligados, para así captar la atención. O eso o desaparecemos, tragados por ese muro despiadado del Feisbuk, con su presión selectiva.