jueves, 11 de octubre de 2007

La incompetencia que nos consume

El principio de Peter. Laurence J. Peter

Por doquiera que miramos hay meteduras de pata, improvisaciones, errores, fallos de cálculo, etc. El mundo de la gestión pública de todos los días, el papeleo, es una portentosa feria de incompetentes, eso lo sabemos todos. El reto ha sido siempre saber porqué.



La mancha llega a todas partes: campings que se plantan en zona de riadas; puentes de mil doscientos metros que se caen; los teléfonos de atención al cliente funcionan de manera que terminas desquiciado cuando les llamas; las subestaciones eléctricas se pasan años sin revisar hasta que un día fallan y dejan media ciudad sin energía.


Toda esa incompetencia, por sí sola, ya sería bastante enojosa aunque solo se hallara limitada a las obras públicas, la política, los viajes espaciales y otros campos igualmente remotos de la actividad humana. Pero no existe tal limitación. Se encuentra también a nuestro lado, constituyendo un omnipresente y pestífero fastidio.

Mientras escribo esta entrada, en el ordenata público del ciber de un pueblo pequeñito, una monada rural perdida en una especie de valle de Irás y no Volverás, estoy escuchando como habla y habla por teléfono a la mujer de un piso que hay pegado al ayuntamiento. Puedo oir todas y cada una de sus palabras. Son casi las doce de la noche y el hombre de la otra casa contigua está acatarrado, habíendose acostado temprano y obsequiándome, involuntariamente, con la claridad de sus toses y ruiditos de garganta.
Pero es que, cuando se da en la vuelta en la cama, oigo chirriar sus muelles. Esto es el ayuntamiento y las casas contiguas tienen una cierta calidad ¿Que es lo que ha fallado en la gente que las construyó?

En realidad se han propuesto teorías a tuti plen. Los viejos ateos comecuras culpaban a las iglesias: "...adormeciendo al pueblo con fábulas de un mundo mejor y distrayendo su atención de las cosas prácticas..."

Los eclesiásticos a veces culpaban a los mass media "...muchas distracciones de la vida moderna alejan a las gentes del recto pensamiento..."

Los sindicalistas culpan a la clase empresarial "...con salarios de miseria resulta cínico esperar que la gente se tome interés por su trabajo..."

Los freudianos culpan a la represión temprana de los impulsos sexuales, que engendra en el individuo un deseo inconsciente de hacer las cosas mal.

Los antiguos romanos, creo, decían lo de errare humanum est.

Una multitud de explicaciones diferentes es tan frustrante como la ausencia total de explicación. Hacía falta el trabajo clave de un estudioso, un lúcido heroe del análisis, solo que esta aportación, en su ya remoto momento, fue presentada en clave irónica y como si fuera un libro de humor. Estaba basado en un principio, el de Peter (su nombre):

"En toda jerarquía, los empleados tienen tendencia a ascender hasta su nivel de incompetencia"

Sí, si, después ha venido toda una vasta producción editorial que gira en torno a leyes de Murphy y demás, pero este fue, con diferencia, el primero y ofrece, frente al supuesto principio de Murphy, la ventaja de ser empíricamente contrastable.

Al principio despistó, por su presentación satírica, pero no se podía obviar su finura analítica y su preciso estudio del funcionamiento organizacional. Nos viene a decir, básicamente, que alguien puede ser un buen cartero pero que, si permanece mucho tiempo en el cuerpo, se corre el peligro de que alguien se fije en él y lo nombre jefe de carteros, puesto para el que puede mostrar cualidades nocivas y letales, encontrándose con una chaqueta demasiado ancha para su persona carteril, y abocando a un completo desastre todo el reparto de cartas en la zona.

Aquí, en la España castiza, siempre hemos tenido presente la anchura excesiva de ciertas chaquetas para ciertas personas pero, como siempre, hacía falta un anglosajón para ponerle nombre técnico y aplicarlo, de forma amena y brillante, eso sí, al funcionamiento de las burocracias.

Aunque desde luego, la acción del principio no es, ciertamente, amena ni brillante sino, por contra, insidiosa y devastadora. Los incompetentes de Peter, los ascendidos patológicos, arrasan empresas, ecologías, relaciones humanas y políticas, inversiones y proyectos colectivos. Para colmo, manifiestan una nefasta deriva en su comportamiento, semejante a un virus, ascendiendo a otros mostrencos semejantes a ellos, contribuyendo a la metástasis imparable del desastre.

Desde el terror que me produce esta sociedad peterianamente incapaz y, recluido en mi exilio rural temporal, os envío a todos un abrazo torpón y, obviamente, incompetente.

5 comentarios:

Errantus dijo...

Como bien dices se asciende a la gente hasta su nivel de incapacidad. Lo malo es que en las grandes empresas no se acepta que se cometieron esa clase de errores y se regresa al interfecto a donde sí funcione y en vez de eso se da la movilidad lateral mandando al interfecto a gerencias ficticias o, como les llaman en una empre4sa donde trabajé: Gerencia de Asuntos Sin Importancia.

Suerte en tu exilio, velo como una oportunidad de estudio antropológico. ;)

francissco dijo...

Ja, ja, a quien están estudiando es a mí, no veas como cotorrean por todo el pueblo a costa mía, como se nota que no les ponen las videoconsolas ni las orgías (digo yo)

Errantus dijo...

Ocurre es que eres la única novedad en un sitio donde nunca pasa nada, así que tienen que asegurarse que no eres marciano, lo que en términos reales significa que van a fiscalizar cualquier movimiento que hagas. Ya lo dice el dicho: pueblo chico, infierno grande.

Knut dijo...

Menuda pandilla de urbanitas complacientes y paranoicos que estais hecho!!!

Seguro que cuando llegas a un sitio asi se te nota tanto en la cara la desconfianza paranoide que la desconfianza mutua natural se acrecenta que es mala cosa, jejeje

De todos modos, y ya refiriendome al tema de la entrada, no me gusta mucho el concepto de incompetencia, no por correctitud politica, sino porque me parece esconder tras de si bastantes ecos de pragmatismo anglosajon, filosofia que en lo personal me produce picores porque asumiendo la miopia como rasgo de valor ontologico convierte a la gente en competencias, o lo que es lo mismo, instrumentos (ya, ya, paga bien a un instrumento o dejale tener coche con comodos plazos y tan contentos XD)

Yo creo que el problema real de nuestro tiempo en ese sentido es el "tocamiento de pelotas", que es algo mucho peor que la incompetencia (¿cuantas comedias y comediantes populares han vivido de la incompetencia? ¿cuantos del tocarse los cojones?)

La civilizaci´´on occidental declina porque el Tocarse los Huevos es practicamte visto como un Valor, una Buena Cosa, asumiendose eso si desde lo interior, porque para lo exterior es algo asi como una Causa de Rechazo.

Ademas pocas conceptos tienen tantos sinonimos como "tocarseloshuevos", por ejemplo gran parte de la baja por depresion funcionarial.

En fin... un abrazo!!!

francissco dijo...

Lo de la paranioa mutua es cierto, se suele llegar a un pueblo pequeño mirándolos a todos con curiosidad poco menos que zoológica, je, je, debe ser el síndrome de Twin Peaks..

Y lo de analizar el desempeño, sí, es una ponzoña anglosajona, eso de medir rendimientos y tal. Empleado de forma satírica viene a ser como una venganza contra las organizaciones varias que nos joroban. lo malo es que todos podemos pecar por ahí, ais.