domingo, 30 de noviembre de 2008

Storytelling




Storytelling. La máquina de contar historias y formatear mentes.


Este palabro tremendo -que significa literalmente " contar historias"-, da título a un ensayo interesante pero menos. Pero menos porque a veces cae en el mismo vicio que critica, intentar aparentar más sustancia de la que hay.

Habla sobre el desarrollo último de la propaganda -primero en los USA y después en su posterior exportación al resto del mundo- , y de como por aquellos pagos han pensado que si la realidad no coopera peor para ella. El poder de la publicidad lo invade todo y se trata de promocionar los productos y servicios a base de contar historias y narraciones ideológicamente cargadas que, de puertas para afuera transformen a los consumidores en audiencia y que, dentro ya de las organizaciones, actúen de guía doctrinaria.

Si hasta mitad de los noventa las empresas se refugiaban en el logo y la imagen de marca, a partir de esas fechas es preciso ir vendiendo las cosas mediante relatos urdidos por psicólogos, sociólogos, etc, siguiendo a Barthes y a Foucault, así como a otros posmodernos que definen a la persona como nada más que un texto y a la realidad como mera narración, susceptible de alterarse mediante recursos de esta índole.

La narraciones pues, empleadas por gobiernos y empresas para marear la perdiz, se confeccionan primeramente a base de recoger toda la rumorología existente alrededor de las entidades, de las percepciones internas y externas, para conseguir el sabor a algo real.
Pero a partir de aquí es cuando se le ponen las velas al Poderoso Dios Relato. Se selecciona del trabajo de campo tan solo una muestra sesgada y, más tarde, se confecciona un relato justificador del cambio perceptivo que se pretende imponer.

En algunas ramas de la psicología se estudian los esquemas universales de narración más arquetípicos, los que hacen click en las mentes : "la historia de un mercado donde todo se vende menos el honor", la fábula de "los ositos buenos transformados en guerreros", la parábola de "la orquesta de jazz donde todo debe renovarse continuamente", la que cuenta "lo que ha pasado pero de otra manera", el chiste marsellés (sic) "donde cada participante intenta contar algo más extraordinario que el anterior"...

La lista y ejemplos que pone el libro serían muy largos, algunos curiosísimos. Son parte del arsenal de los Spin Doctors, expertos en dar el vuelco a las opiniones colectivas. Y de los asesores presidenciales, como uno del presidente Bush que dice: "Somos un Imperio y creamos nuestra Realidad y a ustedes, todos ustedes, solo les queda estudiar bien rapidito lo que creamos antes de que volvamos a cambiarlo de nuevo..."
Sí, casi suena al Philip Dick más paranoide, al visionario que escribió La penúltima verdad, pej, donde ya anticipaba estos tejemanejes, como los de recurrir a Hollywood para presentar las noticias sobre la Guerra de Irak, por parte de la Fox y otras cadenas progubernamentales.

Hasta alguien de la extrema derecha local, de la clasicona, se preguntaba : "¿Como ha llegado a convertirse el realismo en una filosofía casi disidente entre las élites norteamericanas?" . Hay intelectuales que ya reaccionan difundiendo la idea del reality-based, para intentar contrarrestar, pej, nada más y nada menos que el descalabro de empresas masivo producido por la palabrería y el maquillaje de resultados, con la imposibilidad intelectual añadida de analizarlos.

Lástima que el libro esté lastrado por un exceso de palabrería, pero que se le va a hacer si lo escribe un franchute, je, je.

En fin, que leáis buenas historias y un saludete cariñoso.

2 comentarios:

Errantus dijo...

No he leìdo aùn La penùltima verdad, pero hace mucho que los USA se convirtieron en algo similar a 1984, donde constantemente se reinventa la historia y el amigo de ayer a golpe de pluma se convierte en el eterno enemigo. Asì que nada resulta sorprendente a estas alturas del partido. Si es que al final Dick era demasiado realista para su propia cultura, y eso acaba dando miedo si se le examina a fondo.

Saluditos nada afrancesados. ;)

francissco dijo...

Lo peor que puede ocurrir con alguien como Dick es que acierte. El cabroncete tenía la capacidad de extrapolar la represión de le era Nixon a un posible futuro, donde la realidad se creaba casi por entero.

Aquí en España también tenemos un gobierno partidario del rebautizo de los problemas para llamarlos de otra manera, así como de gobernar a golpe de imagen y foto, sabemos de que va la cosa, ja, ja.