miércoles, 17 de febrero de 2010

El hombre Benicio (del lobo)


El hombre lobo. 

La transformación del hombre lobo en Benicio del Toro (sí, el orden de los transformandos es el correcto) es evidente que tiene sus pros y sus contras, como todo en la viña del señor.
Siendo en cierta manera un remake de la versión clásica o, por lo menos, un intento de volver a cierto clasicismo, no deja de cometer los pecados de las adaptaciones modernas; planos cercanísimos, cámaras zigzagueantes y estallidos acústicos para que alguna grite.
Eso sí, a modo de nota curiosa, en la sesión que estuve no gritaba nadie...

Y la interpretación. Benicio es un actor correcto y contenido, a mi entender, pero no puede competir en carisma contra Hannibal Lecter/ Hopkins, contra la presencia en pantalla de este.

Y eso que aquí, Lecter/Hopkins está limitado por el guión y la dirección pero aún así y a pesar de ello, se acaba zampando cada escena en la que participa. Y todo a pesar de que ya está mayorcito, crepuscular y se le olvida a veces que  no está en El silencio de los corderos, papel que le dejó una  impronta indeleble  cada vez que interpreta dentro del Terror.

Benicio lo tiene tremendamente dificil,  de justicia es reconocerlo. Está obligado a soportar alguna que otra metamorfósis  lobuna traidora, que  le asalta justo en el momento que mejor está empezando a dramatizar lo que sea que tenga que decir.
Son transformaciones aparatosas, casi equiparables a las del Hombre lobo americano ese. Casi. En ellas, de pronto se pone a correr y a saltar desafiando la Física y las leyes de la locomoción cuadrúpeda, con esas dobleces de tobillos imposibles. Y también resulta imposible la velocidad de la acción, pero ya nos estamos acostumbrando a eso ¿no?...

Pero peor lo tiene Del Toro cuando se enfrenta a Papá Lobo. Hopkins, con un simple gesto, provoca miedo real, aún estando en horas bajas. A su lado, el Lobo Benicio semeja un perro acobardado, porque siempre  -lo suyo es escapar del bozal-  le van a la zaga los de la perrer Scotland Yard, así como las fuerzas vivas de la localidad victoriana esa donde pasan las cosas (siempre hay una, con niebla y aceras resbalosas)

También se desgarran las vísceras en London city, claro, pero si ya has visto UHLAenLondres, que te voy a contar de pánicos urbanos inducidos por licántropos; las escenas están sacadas de allí, lo único que las señoras llevan faldas largas para parecer antiguas.

Lo que no han conseguido es transmitir la sensación de malignidad que provoca el llevar dentro de uno esa condición bestial. Aquí, lo maléfico es tratado no como escisión moral interna sino, más bien, como un terror hipocondríaco, muy adecuado para la óptica revisionista imperante en estos tiempos de House y CSI.  Al menos, te consuela que no aparezca el loquero de Cuarto Milenio ilustrando sobre la porfiria, aunque al tiempo...

El pesar de Benicio por dicha circunstancia, por su herencia maldita, es de índole sentimental, por el romance que se pierde con la protagonista, adicta a los amores malditos y que a ratos recuerda a la de Crepúsculo, de infame memoria.

Y destacar, por último, la correcta ambientación decimonónica. Consiguen, con bastante frecuencia, que dentro de las casas se vea tan poquito como en aquella época. Y la ciencia y la psiquiatría se muestran convenientemente cerca de la veterinaria bovina, aquí  no ha faltado rigor.

Un aullido para todos y cuidado con la sal de las palomitas.

4 comentarios:

Errantus dijo...

No sabes la recochina envidia que me carcome cada que leo tus reseñas de una peli que de este lado ni se estrena. Así me quedo con las ganas de ver -o no- una peli y comentarla.

Y que te sepas que pienso verla para después decirte si estoy o no de acuerdo contigo, aunque para eso tenga que recurrir al top manta mientras la enana hace la siesta.

Ale. Me voy a comprar palomitas para el micro.

francissco dijo...

Las palomitas te las comerás a gusto viendo esta peli, siempre que tu adorable enanita (y lo de adorable es sincero, me encantan los enanos) te de un rato tranquilito, claro, ja, ja.

Lo que pasa es que me gusta sacarles un poquillo de punta a las cosas y divertirme a costa de las películas, después de haberlas visto. Y eso no quita que no me lo haya pasado bien mientras las veía.
Bueno, eso con algunas, porque con otras...

Y por supuesto, si difieres de mí, entra a saco con toda la artillería, sin demostrar piedad alguna, juasjuas

Kotinussa dijo...

A mí las palomitas me dan bastante asco, así que creo que pasaré de ellas.

De la película no puedo hablar todavía, que no la he visto aún, pero Benicio del Toro no me acaba de convencer. Y menos aún, de hombre lobo. Claro que no podré hablar con propiedad hasta que no le eche un vistazo.

Lo que me aburre ya un poco es el continuo remake del remake, en todos los géneros. Hacer remakes de películas que tienen menos de diez años me sugiere que se ha caído en un agujero tremendo de falta de ideas nuevas. ¿Aporta esta película algo nuevo que compense el esfuerzo y el dinero empleado?

francissco dijo...

Ah, las palomitas, excelente alimento de maíz, si no fuera por que se pasan con el aceite y la sal, los muy cafres.

El amigo Benicio, aquí va mas bien de perro apaleado y perseguido antes que de licántropo. Y eso que rebana pescuezos a tutiplen, pero el guión no acaba de aprovecharle, lo hacen actuar sosito.

En el tema de los hombres lobo, esta peli podría haber aportado - quizá buscaron algo así, no sé- algo como lo que Coppola hizo con el Drácula de siempre, es decir, convertirlo en otro clásico por méritos propios.
Pero Coppola es mucho Coppola y aquí el Benicio/lobo es un símil del Alien pero con más pelo. Y la ambientación es demasiado crepuscular y decadente para mi gusto.